Antes de criticar a los que andan jugando Pokémon Go, encendamos el cerebro. Quiero ser (otra vez) una voz disidente en esto del jueguito ese. Acepto que cuando vi los visuales en las noticias me pareció algo ridículo. Sin embargo, hay muchas posibilidades que merecen considerarse.
Por ejemplo, este juego ‘levanta’ a los niños de sus asientos y sus consolas de video-juegos ya que para encontrar los mostritos esos, hay que moverse. No es un deporte ni un ejercicio estructurado pero algo es algo. Al ser interactivo, se estimulan actividades motoras, necesarias para el desarrollo. Si mi nieto fuera más grande o mis hijos más pequeños, de seguro yo estuviera jugando con ellos en familia. Esa podría ser otra ventaja. Este juego presenta una oportunidad para sacar nuestro niño interior. No intente matar el de otros si usted suprimió el suyo. Incluso ya se habla de los beneficios psicológicos que podría tener para algunas personas con problemas de salud mental. Aunque debe ser importante evitar, como cualquier otra cosa, los excesos.
Que si hay adultos que tildan de inmaduros jugándolo…eso no es nuevo gente. Las tiendas de video juegos se pasaban llenas de treintones que dejaban el sueldo allí.
Que la gente parecen zombies o bobos mirando el celular al jugarlo. ¿A caso no es lo mismo que ocurre en las mesas de los restaurantes cuando hay familias pegadas a su celular mirando las redes, texteando o jugando y no conversan?
Ciertamente el juego debería mejorar cuestiones de pertinencia y seguridad. Un Pokémon no debería estar en una autopista, en un risco o en un lago.
El problema no está del todo en el juego sino en cómo lo juega alguna gente. Hoy digo que al menos yo no lo usaría. Para mí la vida se disfruta tomando café, teniendo buenas conversaciones y paseando por la isla…a menos que el juego dure hasta que mi nieto pueda entenderlo y le guste. ¿Por qué no habría de jugarlo con él?
Guféese el asunto. Es cuestión de horas para que algún fanático religioso vea demonios y espíritus chocarreros en el juego. Debe ser cómico ver a la gente jugando eso. Si quiere jugar y salvar al mundo de los Pokémon (o cualquiera que sea el fin del juego), hágalo sin miedo y sin complejos (como quiera lo van a criticar) pero con seguridad. Antes de lanzar críticas al vacío piense en las oportunidades y de paso, evalúe si usted no anda idiotizado con su celular aunque no sea jugando Pokémon Go…
Yo diría que todo en exceso hace daño. Aquí como todo es mantener un control y padres que esten pendiente a sus hijos en todo monento. Escuche acá, en las noticias, de personas que estan utilizando este juego para cometer sus fechorias, hay que tener sumo cuidado de los lugares en que se entran al buscar el monstruo o lo que sea 😊 Pienso que esta en cada padre lo que le permite o no a su hijo hacer y mas cuando se trata de menores, en cada hogar hay sus propias reglas de juego y mas cuando vemos últimamente que a la hora de cenar en casa o fuera ya no se conversa todos estan enfocados en sus celulares. Muchas cosas lindas que se han perdido con el pasar del tiempo.
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Buenísimo tu “post”Hector!!!!!
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He visto familias que los hijos teenagers no van con sus padres ni de aquí a la esquina, montarse en un carro e ir todos en familia a buscar pokemon. Lei de un hospital de niños que fomenta el jugar Pokemon Go para que ellos quieran levantarse de sus camas. Muchos antes no lo hacian y ahora si. He visto nuevamente la plaza de nuestro pueblo Humacao llena de jovenes compartiendo unos con otros sanamente. He visto jovenes de no salían de su cuarto, saliendo e interactuando con otros jovenes. Claro, como todo, el exceso es malo! Guiar y utilizar el juego a la vez es un acto bien irresponsable. Recordemos que el artículo 10.25 de la Ley 22 de tránsito prohibe el uso del celular mientras se está conduciendo un vehículo de motor. La multa son $50. Así que evite accidentes o multas.
Buen articulo Héctor, te felicito!
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